Parece que fue ayer cuando brindábamos por el 2010 entrante o, incluso, cuando dijimos adiós al siglo XX. ¡Y de esto hace ya diez años!
Todavía quedan algunos días para poder dar la bienvenida al 2011 como es debido y no dejar cabos sueltos. Mientras, nos conformamos con engordar a base de turrón y polvorón en la que algunos consideran la noche más mágica del año: el día de Navidad.
Es un día que dan ganas de estar contento y de olvidarse de los problemas, ¿cierto?
Es un día en el que tratamos de dejar a un lado el rifirrafe con la familia y ponemos nuestra mejor sonrisa para no amargarnos la jornada ni joder la de los demás.
Es un día de consumismo y de cierta hipocresía también. Pero todo se olvida con un par de regalitos (aunque esos regalos sean agendas inútiles para el 2011).
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