lunes, 20 de diciembre de 2010

Eigg

Un día los habitantes de Eigg decidieron comprar la isla al gobierno británico y gozar de una total autonomía.
Bonito comienzo para una novela, ¿no os parece? Sin embargo, no son unas líneas que relatan una historia ficticia. Todo lo que aquí se va a contar es cierto, para asombro de muchos, yo la primera:

Al sur de la isla de Skye, en Escocia, se encuentra la isla de Eigg, que pertenece al archipiélago de las Hébridas. Su importancia no está proporcionada con su escaso tamaño, veinte kilómetros cuadrados. Pero, ¿por qué es importante?
No es relevante por tener un volcán, ser el escenario de rodaje de la serie Perdidos o porque sea la antigua Atlántida. La importancia de la isla de Eigg radica en que toda la energía que se consume está producida únicamente por los habitantes que la pueblan.
De hecho, lo primero que hicieron los habitantes de esta isla fue invertir más de dos millones de euros en un sistema de energía totalmente sostenible y renovable. Gracias a ello Eigg es una de las pocas islas y lugares autosostenibles del planeta. Dispone de un sistema que combina energía solar, eólica e hidroeléctrica que produce el 95% de la energía que se consume en la isla. En caso de emergencia, la isla cuenta con un sistema de baterías de almacenamiento y dos generadores diésel.

Del sistema de energía "chupan" cuarenta y cinco hogares, veinte comercios y seis edificios públicos, conectados a dicho sistema por una red de diez kilómetros de extensión.

Las casas pueden obtener del sistema cinco kilovatios de bajada, mientras que los comercios aumentan esa cifra hasta los diez kilovatios. No es mucha cantidad de energía, de ahí que su uso tiene que ser muy inteligente y emplearse solamente en lo necesario. Es decir, que los habitantes de Eigg no solamente no contaminan y utilizan energías renovables para vivir, sino que además no malgastan esta energía "limpia".

Este sistema que emplean ha costado unos dos coma tres millones de euros de inversión y tardó diez años en hacerse realidad. Convertir la isla en autosostenible no fue una idea del político de turno, sino de los propios habitantes. Y es que fueron los vecinos de Eigg quienes se rascaron el bolsillo y compraron la isla al gobierno británico. De esta manera la isla, además de autosostenible, cuenta con una autonomía plena para decidir qué hacer o cómo gestionarse.

Pero Eigg no es un islote perdido en el mar. Sus habitantes viven de la pesca y de la ganadería pero también del turismo y organizan desde cursos de inglés en verano hasta talleres de canto o festivales de música celta.

No es el único ejemplo de isla autosostenible en el planeta. En unos años, Grecia también contará con la suya propia, la de San Eustaquio. Este año finalizará el proyecto puesto en marcha por el gobierno heleno, que pretende abastecer totalmente esta isla mediante la energía solar y eólica.

Además se pretende que en esta isla de cuarenta y tres kilómetros cuadrados y doscientos vecinos, las únicas formas de desplazamiento sean las bicicletas y los coches eléctricos. Si el proyecto funciona será aplicado a las islas de Tilos y Nísiros.
¿Qué os parece? ¿Resultaría inviable seguir este mismo sistema en poblaciones mayores? ¿Podriamos conseguir que los pueblos españoles funcionasen de la misma forma? Tal vez, pero como no es algo que interese, ni siquiera se plantea. Así va el mundo.

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