lunes, 25 de octubre de 2010

Tecnologías emergentes. 3D


(La tecnología del vlog no permite ver el vídeo en 3D, sino que desdobla las dos capas de las que se compone el vídeo separando los dos colores, el azul y el rojo, que superpuestos hacen simular al ojo humano que se encuentran ante una imagen tridimensional. Para verlo en 3D, buscad el vídeo en You Tube.)


No es una broma. Es cierto.
Éste fue el primer vídeo en 3D que apareció en You Tube. Y no ha sido el único; desde entonces, cada vez son más los proyectos audiovisuales en tres dimensiones los que se suben a esta plataforma.
Esto que hace sólo una década atrás nos parecía una utopía y que desde la llegada del 3D a las producciones cinematográficas se ha convertido en una novedad que parece sacada de alguna de las películas que se proyectan en la gran pantalla, ya es una realidad que ha venido para quedarse.

Ya quedó patente tras la comercialización de las primeras televisiones en 3D que esta nueva tecnología emergente estaba teniendo éxito (que en el mundo comunicativo consiste en conseguir financiación e inversión, básicamente) y que pretendía instalarse en el mayor número de hogares posibles.

Personalmente, a mi me gusta la idea. Todo lo que tenga que ver con incrementar el realismo, conseguir mayor acercamiento del contenido al usuario o espectador, creo que es bueno.
El problema surge cuando pretenden arruinarnos a base de nuevas ideas que, prácticamente, su adquisición nos está impuesta, puesto que las televisiones con imagen en dos dimensiones (las de toda la vida, para que nos entendamos) acabarán desapareciendo de los comercios; tiempo al tiempo.

El coste de una televisión con sistema incorporado en 3D es, naturalmente, caro. Esto es totalmente comprensible si no fuera por el hecho de que cada compañía productora del electrodoméstico (Sony, Panasonic, LG, etc.) a sacado a la venta sus propias gafas (necesarias para poder hacer uso de esta tecnología futurista) y que sólo funcionan con el aparato de su propia marca. Y, encima, no son precisamente baratas.

En definitiva: acabaremos gastando una millonada en hacernos con una nueva televisión, nos gastaremos otro tanto en comprar las correspondientes gafas y, encima, tendremos que hacernos fiel a la compañía porque si no, no nos servirán los dispositivos una vez que la televisión sufra alguna avería y haya que reemplazarla.
El 3D se ha impulsado, no por ser una tecnología útil o interesante para la sociedad, sino por el negocio que generará a su alrededor (no hay que olvidar que habrá que fabricar cámaras especiales que permitan grabar y emitir en directo en 3D, etc.).

De todos modos, como ya he dicho, y dejando de lado el aspecto más negativo de las tres dimensiones, creo que esta tecnología es una nueva forma de contemplar el mundo a través de los medios de comunicación: una forma más moderna, más real y sorprendente que nos permitirá ver y experimentar las producciones de los medios como jamás lo habíamos hecho antes.

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