lunes, 10 de enero de 2011

Codos, codos y libros...

Las fiestas y días de vacaciones siempre son bonitos... excepto si has de pasarlos rodeadoa de apuntes.

Esta es la realidad de millones de estudiantes que, en las fechas en las que deberían descansar después de pasar, quien más y quien menos, tres meses de universidad más o menos soportables, se ven inmersos en su peor pesadilla: conseguir que ese esfuerzo se refleje un día, a una hora concreta, sobre una hoja de papel en la que te juegas tu futuro y continuidad en la carrera. Bueno, tal vez no es tan trágico como lo pinto, pero a la larga acaba siendo una cosa así.

Y es que siempre se ha dicho que la mejor vida era la del universitario... ¡eso era antes!
Con la implantación de Bolonia, la universidad se ha convertido en una extensión barata del instituto. Se acabó eso de tocarse las narices ocho meses al año para acabar empollando el día anterior y aprobar sin pena ni gloria una asignatura que te importa lo que a tu perro. Ahora hay que matarse a hacer trabajo día sí y día también para conseguir aprobar una parte y empollar durante las vacaciones (de Navidad, de verano... da igual cuales, el caso es estudiar hasta reventar).

Esa es la triste realidad del universitario: Navidad pasada por hojas y apuntes a los que les acabas cogiendo verdadero asco.

Por lo menos, espero que tanto esfuerzo dé sus frutos...

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